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SEPARARSE: Una decisión difícil

Foto del escritor: Marisol RamonedaMarisol Ramoneda

Hay momentos en la vida en los que nos enfrentamos a tener que tomar decisiones difíciles, siendo una de ellas la de separarse. Debido a las repercusiones que tiene en todos los ámbitos (personal, familiar, social…), es de gran importancia intentar hacerlo de la mejor manera posible para minimizar el impacto. 

- Meditando la decisión -
- Meditando la decisión -

Explicaremos algunas de las situaciones más comunes que nos podemos encontrar:


1. No tener claro si nos queremos separar o no. Suele ser habitual que algunos días tengamos la decisión tomada, mientras que otros dudemos de la misma. ¡No hay que preocuparse!. La duda cabe en este escenario. ¡Ten paciencia!. Llegará un momento en el que sabrás qué camino has de tomar.


2. Miedo a tomar la decisión. Dejar una situación conocida, aunque no sea la ideal, y pasar a un escenario incierto suele dar lugar a un torbellino de emociones: la tristeza, la frustración y la rabia, culpa y el miedo; pero también, en algunos casos a otras, como un sentimiento de liberación.


3. Pensar que vamos a hacer daño a nuestros hijos y que, por lo tanto, debemos continuar juntos. La solución está en ponernos en el lugar de los niños y contestar a la siguiente pregunta: ¿están sufriendo por la situación? En el caso afirmativo quizás lo mejor es plantearse si existen otras alternativas que nos permitan ejercer la labor de padres, pero sin conflictos.


4. Presencia de opiniones contrarias en nuestro entorno. En momentos de crisis, nos solemos apoyar en las personas cercanas, como suele ser la familia o las amistades, Dado que ellos quieren lo mejor para nosotros, se van a posicionar a nuestro lado; quizás sin tener un punto de vista global de la situación. ¡Escucha sus consejos!, pero si quieres tener un punto de vista más neutral puedes contactar con un profesional.


En el caso de tomar la decisión de separarse:

  • Comunícaselo a tu pareja antes de que sea algo de conocimiento público.

  • Decídselo a vuestros hijos cuando tengáis diseñada la nueva organización.

  • Agilizad los trámites legales en la medida de lo posible.

  • No habléis mal de la persona a la cual habéis querido y compartido años de vuestra vida.  


Una correcta gestión de una ruptura implica aceptar que ese capítulo de nuestra vida ha finalizado, analizar lo ocurrido considerando nuestra parte de responsabilidad, y tomar las riendas del presente. Cuando los adultos gestionamos bien la vía emocional podremos ayudar a nuestros hijos, ya que ellos también necesitan el apoyo de sus padres: o sea el nuestro.

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