Los operadores jurídicos (Magistrados, Jueces, abogados, fiscales y procuradores) y los propios usuarios disponen de 5 recursos psicológicos especializados que permiten el acompañamiento de las personas y familias involucradas en un proceso judicial.

1. Psicoterapia =
La psicoterapia es el área especializada en el ámbito clínico, asistencial o de la salud, que promueve cambios en el comportamiento, la salud física y psíquica y el bienestar de las personas.
El psicólogo interviene siendo su objetivo psicoterapéutico el recogido en un oficio, auto o sentencia judicial y/o Informe técnico (psicólogos del juzgado, punto de encuentro…). El ámbito de intervención puede ser individual o familiar. Algunos ejemplos de terapia serían por: trastorno mental, gestión de un trauma, gestión de la ira, refuerzo de las capacidades parentales… El/la profesional ha de ser consciente que puede ser requerido en la sede judicial, bien a través de la elaboración de un informe asistencial o declarando el día de la vista.
2. Psicología forense =
El psicólogo forense actúa como perito en un proceso judicial. Realiza 3 funciones: valoraciones objetivas y especializadas de una persona o familia, redacción de informes periciales en los que asesora con sus conocimientos a los operadores jurídicos para una mejor toma de decisiones y declaración durante la celebración de la vista, siempre que
sea requerido.
3. Mediación =
La mediación es una técnica de resolución de conflictos en el que dos o más partes intentan dialogar para conseguir la solución más satisfactoria a un problema, ayudados por un profesional de la psicología.
Los psicólogos están habituados a delimitar los conflictos, a crear un espacio de confianza, a escuchar, a ofrecer apoyo y empatía y a desenterrar los miedos, creencias y valores que nos guían para validar una alternativa u otra de solución.
4. Coordinación de la parentalidad =
La coordinación de parentalidad es una intervención dirigida a las familias con una alta conflictividad postruptura (acumulación de procedimientos judiciales y elevado nivel de hostilidad). El profesional evalúa, orienta, coordina con otros profesionales, gestiona el caso y los conflictos, promueve la comunicación entre los progenitores y deriva. El objetivo principal consiste en proporcionar ayuda para implementar el plan de parentalidad y ofrecer soporte, apoyo y orientación a los progenitores para la búsqueda de soluciones consensuadas respecto a los hijos comunes, disminuyendo el conflicto.
5. Facilitador =
La figura del facilitador judicial aparece como un recurso que permitirá que personas con trastorno mental, discapacidad o demencia tengan acceso a los procedimientos judiciales en las mismas condiciones de igualdad que el resto de ciudadanos.
El facilitador acompaña físicamente a una persona vulnerable al juzgado para prestarle un apoyo concreto, con el fin de que pueda participar en el proceso de manera eficaz; es decir, que pueda entender qué ocurre, que se espera de ella y a la vez, le ayudará a que se exprese bien y pueda ser comprendida por los demás. El facilitador no hace ningún diagnóstico ni se posiciona de parte de la defensa o de la acusación. El facilitador es un profesional neutro que actúa como puente entre la persona y los operadores jurídicos. Su misión es comunicativa y consiste en crear un vínculo con la persona para conocer sus necesidades y/o limitaciones y poder ayudarla.
El ejercicio de la psicología en el ámbito judicial supone tener que enfrentarse a un nivel elevado de complejidad y estar expuesto a un alto índice de quejas.
Por ello, cualquier psicólogo/a que actúe en uno de estos 5 roles deberá tener una sólida formación, experiencia amplia, conocer los límites de su intervención (deontología) y tener disponibilidad para realizar el encargo judicial.
5 roles de un psicólogo/a en el ámbito judicial
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